Una vasectomía de IKEA…

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IKEA, ese lugar donde cuando vas en pareja puedes salir solo…sin pareja…cada uno por su lado…después de discutir si en el comedor queda bien ese mueble de nombre indescifrable (como coño ha tenido éxito con estos nombres???? ) o el otro mueble con un nombre más indescifrable…y que si blanco o si rojo o si negro…

IKEA, ese lugar donde cuando vas con niños…te escaparías por la puerta trasera o la delantera o la de al lado o te esconderías dentro del armario de nombre indescifrable de cualquier color…

IKEA, ese lugar donde voy a comprar muebles y salgo con unos cubiertos y platos de plástico de coloretes. Cosas que no necesitamos, y las cosas que necesitamos no las encontramo …

IKEA, ese lugar donde acabamos comiendo…y me encanta…no me da vergüenza reconocerlo!! Aunque a mí me encanta viajar en avión porque me gusta mucho la comida que dan…llamadme sibarita! Tengo el paladar de hormigón…cero criterio culinario…A mí, si la comida es redonda, blandita y de colores…ya me está bien…como a los niños…y en eso en IKEA  son los reyes…
…con el menú «estándar» entran 15 albóndigas y por 1 € más puedes añadir 5, pero…y quitar? No se puede? Un paraíso para mí…espectacular…y super bien de precio…no nos engañemos!
…sin embargo…si vas con niños (al menos con mis niños, que alquilo por horas a quien quiera…a veces) acabas engulliendo la comida! Supongo que es por eso que la comida es tan fácil, para que puedas comer con una sola mano (o sin manos si mucho me apuras) y con la otra puedas estar por los niños!! En nuestro caso, empezamos a comer y en el minuto 1, Martí y Nil la empiezan a liar. Hemos tenido que sacar los 5 muñequitos de 4 piezas cada uno para que se distraigan…y…multiplicad… 5×4 = 20 piezas esparcidas por el suelo!! Miras a las otras mesas y parecen «Las familias perfectas» con niños y niñas sentados comiendo y sin gritar, y mi familia, nos parecemos a unos «neandertales» comiendo, gritando, levantándonos, siendo mirados y fulminados por la familia de la mesa de al lado y que tiene dos niñas perfectamente sentadas con las dos nalgas clavadas en la silla,…y que deben desconectarlas cuando llega la hora de dormir como si fueran robots…
Mi mirada vuelve a la mesa y veo a Martí o no lo veo porque está recogiendo piezas de debajo de las mesas ajenas. Nil con un muñeco, y, encima del muñeco, un trozo de aquella zanahoria amarilla que tienen en IKEA y que, curiosamente, está buena. El agua, la mitad en la botella y la otra mitad encima de la mesa. Y platos empezados, mezclados, por acabar, para no terminarlos, el salmón mezclado con el extraordinario pastel de queso y, yo, tomándome el cortado en el vaso de agua del que había bebido Nil, porque ya no sé cuantos vasos diferentes se han de coger para ir rellenando, pero la cuestión es que siempre llego a la mesa y me olvido de algo…

…y lo peor de todo es que volvemos. Supongo que en IKEA, la gente segregamos la hormona que segregan las mujeres cuando pasan por el parto, la oxitocina, (o han encontrado la manera de lanzarla en el ambiente como si fuera un perfume) y que hace que se olviden de los malos momentos que pasan, para así, poder tener más hijos….Debe ser que IKEA es lo más parecido a la sensación de parir que podemos tener los hombres:
Es duro, cuando estás pasando por ello, te repites que allí no volverás nunca más, pero al cabo de unos días, con la oxitocina a tope, y en unos 9 meses de haber ido por última vez, te olvidas, caes en la tentación y vuelves…pido «vasectomía de IKEA» para no tener que volver!!

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